miércoles, 31 de julio de 2013

Los guionistas, ese gremio maltratado

Cada vez que llega febrero o marzo, los medios de comunicación de masas dedican buena parte de su espacio y de su tiempo para hablar de los Oscar. El día después, no hay informativo que no mencione la noticia de la entrega de varias estatuillas de algo tan sujeto a interpretación como un tío en pelotas sosteniendo una espada.

Por no hablar de la llamada "alfombra roja". Las revistas de moda hacen su agosto de ese pase de modelos que, aunque no lo creáis, cumple una labor social. Porque da charla a muchísimas marujas que pasan el rato comentando lo bien que iba vestida Fulanita; que si por muy buena percha que tenga Menganita las medias de rejilla son de puta; o que hay que ver el frío que deben estar pasando las muchachas.

Además, se anticipan tendencias estilísticas agradables al ojo masculino como llevar más de media teta fuera; llevar un escote hasta el ombligo; enseñar medio culo; estar bajo cero y llevar medias, microfalda-cinturón ancho y una especie de top de tirantas que deja al descubierto el 70% de lunares del cuerpo...

Tendencias que suelen copiar las chavalas que salen de fiesta creyendo que están "guapas" por el mismo principio por el que un tío cree que tomándose un batido de proteínas que anuncie Ronnie Coleman se va a poner como él en 48 horas. Tendencias que te hacen recordar la canción '53rd and 3rd' de los Ramones cuando dicen:

53rd and 3rd, standing on the street,
53rd and 3rd I'm trying to turn a trick.

Porque esa esquina es, o era, donde se ponían las putas en Nueva York

Lo mismo sucede con los Globos de Oro, los Goya o cualquier ceremonia similar.

Por algún motivo, al día siguiente sólo se habla de los actores. Si acaso de los directores, pero nunca de los guionistas. Y sin ellos nada sería posible. Ni las películas ni las series serían nada sin un guión. Podemos decir, por tanto, que el de guionista es un puesto injustamente denostado y condenado al ostracismo, sin obtener en ningún caso el reconocimiento que se merece.

Pero entre todos los guionistas, existe un grupo especial e injustamente vilipendiado. Sí, lo habéis adivinado. Me refiero a los guionistas de las películas porno. Se trata de un colectivo tan poco glamouroso como el de cámara de película porno, pero a lo bestia.

Porque, ¿que sería de esas pequeñas obras maestras sin su trabajo? Sin ellos, jamás hubiéramos tenido películas de éxito como 'Fue a Canarias de canguro y se comió cien plátanos duros'; 'Colegialas en celo reciben clases de griego a pelo'; o 'Porque sea negro y tenga un taladro no me llames Black&Decker'.

Y si tenemos que destacar un caso donde un guionista excepcional no ha sido valorado, ese es el caso de la película 'Bárbara la bárbara'. Este excepcional juego de palabras ya nos anticipa algo bueno, maravilloso, estupentástico.

He encontrado un vídeo en el que se realiza un sutil y profundo análisis a sus diálogos.

El premio Nobel para su guionista. Ya.